El Libropincho ha sido reconocido por el Ministerio de Educación y Cultura, a través de Lectureando, como una "experiencia de buenas prácticas lectoras"

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LA UÑA ROTA

Libropincho 2017

 

"Yo he pasado en los bares horas deliciosas", confiesa el cineasta Luis Buñuel. Los bares que amé está dedicado a ese lugar tan frecuentado, abundante en pueblos y ciudades, que nos sirve tanto para beber y picar algo tranquilamente en soledad, como para encontrarnos con amigos y desconocidos con la excusa de tomarnos ese mismo algo en compañía. A fin de cuentas, un bar, desde luego, es algo más, mucho más, que un "local donde se despachan bebidas que suelen tomarse de pie frente al mostrador", según se lee en el diccionario de la RAE. Votamos por que se acepte como acepción la que nos regala Buñuel: "El bar es para mí un lugar de meditación y recogimiento, sin el cual la vida es inconcebible". En realidad, estaría bien que se incluyera esta y la que cada cual tenga en mente, porque ¿cómo sería tu bar ideal? ¿Es para ti igual un bar que un café? Buñuel lo tiene claro: no, no es lo mismo.

 

Nos lo cuenta en este libropincho, cuyo texto está extraído de sus memorias, muy recomendables, que de la mano del guionista y escritor Jean Claude Carrière publicó bajo el título Mon dernier soupire (en castellano, Mi último suspiro, en Debolsillo, 2006, con traducción de Ana María de la Fuente). Firma las ilustraciones, una vez más, con mucho ingenio, Daniel Montero Galán.

 

Entren y lean: como colofón podrán degustar la célebre receta, paso a paso, "fruto de larga experiencia", de un "insuperable" dry-martini, esencial, según Buñuel, para "inducir y mantener el ensueño" en un bar.

 

Nos vemos, pues, ahí mismo, en los bares que más nos gustan.

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